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Duendes
Canallas
(octubre-noviembre 2005)
Durante años se ha sospechado su existencia pero no se disponía de
pruebas. Ahora tampoco, pero fruto de un largo estudio ficticio que
no llegó a llevarse a cabo sobre el análisis sistemático de los
síntomas que presentaban las personas en que habitaron temporal o
permanentemente estos duendes, se ha llegado a tener evidencias de
algunos de ellos.
Por tanto, existen. Aunque no se ven, se notan.
Son los duendes que habitan en el interior de los narradores,
también de las narradoras, y que se dedican a impedir que las cosas
funcionen correctamente. Ellos saben que los cuentos son en esencia
una anormalidad, una incorrección, aunque a veces los cuentistas
pretendamos otra cosa. Son los encargados de dar sentido a la
narración evitando que su funcionamiento se parezca al de los
relojes, tan monótono, tan repetitivo y esclavo.
Si cuentas cuentos, seguro que los has sentido dentro de ti sin
saber que eran ellos. Si escuchas cuentos, también los reconocerás.
Hasta hoy su conocimiento estuvo reservado sólo a unos pocos
iniciados. Hoy hacemos público el misterio que hace siglos que azota
a la humanidad puesto que son tan antiguos como la narración y ésta
es tan antigua como aquella.
Pasamos a enumerarlos:
Olvibrones
Es un duende canalla que vive en tu cabeza. Cuando ve que estás
contando una historia se pone contento y juega contigo. Lo malo es
que su juego favorito es ir a la memoria y taparte algunos
fragmentos del cuento para que no los veas o no sepas bien cómo
eran.
Sólo quiere hacerte reír. No suele ser capaz de tapar mucho, por lo
que siempre habrá por donde continuar. Cuando no le haces caso se
quita enseguida y puedes retomar el cuento remendando esa parte u
omitiéndola si no era muy importante.
A veces, te tapa una sola palabra y pone cara de que era
fundamental, no te fíes, seguro que hay un sinónimo que va bien.
Palabrones
Es un canalla. Vive en la lengua. Conoce, antes que tú, las palabras
que vas a decir y de vez en cuando las cambia. Se ríe mucho y su
risa es muy contagiosa para las buenas personas.
Sin embargo, hay que concentrarse a veces para que no amargue la
vida. No es lo mismo desear a alguien que no se quede sin sueños o
sin dueños. Palabrones puede cambiar el sentido de una vida.
Cuando de repente un personaje cambia de nombre sin motivo aparente,
cosa que ocurre con desgraciada relativa frecuencia, también está
detrás Palabrones.
A un amigo nuestro le cambió un bisonte por un búfalo y murió
atropellado, pero no es muy corriente que eso ocurra, además eso es
otra historia que merece ser contada en otro momento.
Su hermano menor, Silabrones, fue el
inventor del genario.
También fue el responsable de que en cierta ocasión, un señor se
pusiera un hombrero en la cabeza.
No tuvo la culpa de que otro personaje, en este caso de Logroño, se
diera un golpe en el codo, pero sí de que todos se echaran las manos
a la cabeza cuando lo dijo el narrador.
Trababrones
Es como Palabrones, también un canalla. No llega a cambiarte las
palabras pero impide que se entiendan.
Es que habla en una lengua ancestral que nadie conoce. Cuado llevas
mucho rato usando tu idioma, puede que se enfade y ponga en tu boca
alguno de sus vocablos. Nadie te entenderá, ni siquiera tú. Además
la pronunciación de ese idioma es tan complicada que puedes llegar a
atragantarte. Calma.
Le encantan las palabras periodista e intensificar ;)
Hay veces que Palabrones, Silabrones y Trababrones se alían y ya es
la repera.
Nomemiresbrones
Es el que te dirige los ojos hacia donde no quieres mirar. Le gustan
especialmente los señores con corbata que se sientan por error en
las primeras filas y no disfrutan con los cuentos. Si ves que se
está pasando, sé tú más canalla, busca a las personas que te
muestran sus sonrisas. Eso le desarma un poco. Si no las encuentras,
ten en cuenta que en determinados ambientes la gente no es muy
expresiva a la hora de demostrar su agrado por el espectáculo. Si
todos te miran mal siempre, deja de contar cuentos.
Miramebrones
Es hermano canalla de Nomemiresbrones y te lleva a mirar sólo a una
persona que te agrada o a unas pocas o al techo. Hay más personas,
se pondrán tristes.
Tembrones
Agita tus nervios en los minutos anteriores a salir a contar. Si le
haces caso estás perdido. Le encantan los cuentos por lo que, cuando
empiezan a brotar de tu boca las palabras, se detiene para poder
escucharte. Si no le haces mucho caso, se convertirá en un aliado e
incluso regañará en su lengua a los otros duendes si pretenden
hacerte algo, y te sentirás más tranquilo.
Si nunca notas su presencia, pregúntate si realmente te importa
contar cuentos o si se te ha convertido en algo parecido a la
producción en serie de vehículos.
Meloteníaquehaberpreparadomejor
Realmente no es un duende, es una verdad. Las verdades son otro tipo
de seres más rotundos y terribles a los que cuesta mirar
directamente, pero es bueno hacerlo de vez en cuando.
Meloteníaquehaberpreparadomejor y Nomeloséperoyaestarde son las
peores.
Un par de consejos para acabar:
Juega con ellos, acepta sus retos, a ver por dónde sales. Si les
divierte cómo has resuelto su broma te regalan un tesoro, y así el
cuento brillará más.
No hables demasiado con ellos en público, puede que las personas que
te rodean no te entiendan
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