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Unas pulgas

 

Esta noche vi al vampiro. Yo llegaba tarde, con los labios negros de vino tinto, la piel pálida de frío, las manos dentro de los bolsillos del abrigo negro. Tropecé con él al entrar en el portal. Lógico, teniendo en cuenta que se me había corrido el rímel y no veía por donde andaba.

Olía a tierra, y a algo más. A algo salvaje. Quise pedirle perdón, pero no hizo falta. Él recogió las llaves que se me habían caído al suelo y me las puso delante de la cara. Tuve que mirarlo, ver aquellos ojos profundos, los dientes poderosos.

—Cuidado con lo que bebes —murmuró.

—Gracias —le respondí, mientras recuperaba las llaves y rozaba su mano por un momento.

Él se confundió con la oscuridad. Yo me quedé apoyada en la pared, con la esperanza de que pensase que mis labios estaban pintados de sangre, que mi palidez era la de la muerte, que mi abrigo estaba hecho de tinieblas. Aunque haga frío y la niebla cubra mi cama como una telaraña, esta noche voy a dejar la ventana abierta.

Paula Carballeira

 

 

De silenciosa que era, parecía que la mujer silenciosa no hacía nada.
Pero lo único que no hacía era ruido.

Pablo Albo 

 

 

Mi mujer no está en casa, tiene turno de tarde esta semana en el trabajo. Los niños juegan arriba, en su cuarto. Yo estoy tirado en el sofá, frente al televisor encendido. Tengo los ojos abiertos, la mirada perdida, las manos crispadas. Y el único pensamiento, sólido, grave, definitivo como una bala en la recámara de un revólver, me obsesiona: ¿Qué dirán los niños cuando bajen y me encuentren aquí tirado, muerto?

Pep Bruno

 

 

Rutina

El hijo del pirata preguntó:
Papá, ¿qué es la rutina?
Y el pirata suspirando con cierta rutina, contestó: 
- ...abordar un barco, huir de la justicia, vomitar a sotavento, naufragar, vaciar un barril de ron y navegar en él hasta la isla, enterrar un tesoro, maldecir continuamente, tener un amor en cada puerto, dormir bajo las estrellas..., en fin, hijo, lo de siempre...

Pepe Maestro

 

 

Errata

- Llueve a mares.
- ¿Amares?- Le preguntó. Y ya no le dio tiempo a más pues colgó el teléfono y salió bajo la lluvia a mirar si encontraba alguno que llevara su nombre.

Félix Albo

 


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