Pablo Pérez
Ilustraciones de Pablo Auladell.
Madrid: Anaya, 2003
Ganador del III Certámen de Álbum Ciudad de Alicante.
"Yo soy el dueño de muchos mares (...) Pero el que más me gusta es
mi mar secreto".
Así se inicia esta descripción en la que la voz de un niño va
revelando las posibilidades y virtudes de este mar secreto, creado
por el juego imaginativo.
El mar ocupa un espacio físico: la cama, más concretamente, el
espacio que definen la sábana de arriba y la de abajo cuando alguien
se sumerge entre las dos, una variante de la cama como velero que
Stevenson presenta en el conocido poema "My bed is a boat" (Mi cama
es un barco)
Un lugar familiar y nocturno que convoca sueños y pesadillas,
escenario diario de la separación de los padres donde los pequeños
suelen ser acechados por los miedos nocturnos y donde puede que se
produzcan accidentes y se moje la cama. En el texto se hace evidente
una voluntad de ir más allá de lo cotidiano para situar este mar en
un plano psicológico, como espacio de la intimidad y la imaginación,
como una metáfora del mundo interior y privado a la manera de En el
desván de Kitamura.
El texto presenta un contrapunteo entre la recreación imaginativa
del niño que conocemos a través de su voz y la situación cotidiana
en la que ésta está anclada que el lector (con cierta experiencia en
los usos irónicos del lenguaje) no pierde de vista. En esta
oscilación los sueños son aventuras, mojar la cama es un
"naufragio", y el hito en el crecimiento que implica dejar del
chupete, no es otra cosa que la primera "inmersión". El mar secreto
es un mundo seguro y controlado a voluntad: las pesadillas no saben
llegar y los monstruos huyen de él. Pero hay el riesgo de perderse
en él... por eso siempre se puede contar con la seguridad del afecto
paterno.
Las ilustraciones registran este contrapunteo y dan cabida al mundo
de la imaginación sin perder de vista el mundo cotidiano. Una cama
de barrotes metálicos y una colcha a cuadros que se van desdibujando
y transformando en manchas de color son omnipresentes. Sin perder
esa referencia a la habitación, la cama es un lugar fantástico que
se puebla de animales marinos con caras humanas, monstruos, juguetes
y objetos. Las ilustraciones son soberbias, impresionan por su
factura. En ellas se combinan la precisión y soltura de la línea
negra con la plasticidad de las manchas de color que muestran las
huellas del trazo. La gama cromática apuesta por tonos oscuros y
nocturnos: azules que tienden al gris, amarillos tendientes al ocre
y un rojo muy quemado, una gama más usada en la pintura
contemporánea que en los libros para niños. El conjunto crea una
atmósfera acogedora y antigua, suavizada por el brillo del blanco y
la ternura con la que se caracterizan los personajes y los objetos
(como una bacinilla en forma de patito o un muñeco con corbatín).
La disposición de las imágenes en la página añade dinamismo a la
enumeración, pues se trata de composiciones arriesgadas en las que
predomina la línea oblicua. Todo está muy pensado para lograr un
efecto estético, incluso las guardas, que muestran a un pájaro
marino sobrevolando las sábanas y marcan la evolución del trazo en
la entrada y la salida. El resultado reúne la delicadeza de las
ilustraciones de Jean Claverie y la fuerza de las de Józef Wilkon,
en una combinación muy equilibrada que, sin embargo, hubiera
admitido más dosis de humor y de información visual como concesión a
los lectores nacidos en el XXI.
Se reúnen en este álbum tendencias observables en la producción
actual para niños pequeños: textos enumerativos en vez de
narrativos, creación de metáforas afectivas o sensoriales, finales
que remiten al afecto entre padres e hijos y la reivindicación de la
figura del padre como fuente de afecto y caricias. Y estas
tendencias encuentran algunas de sus mejores expresiones en este
logrado álbum merecedor del Primer Premio en el III Certamen de
Álbum Ilustrado "Ciudad de Alicante", 2003, que Anaya edita en su
colección "Los álbumes de Sopa de Libros". |
N° 151 - Buenos Aires, 30 de marzo de 2005
Mar de sábanas
Pablo Pérez
Ilustraciones de Pablo Auladell.
Madrid, Editorial Anaya, 2003. Colección Los Álbumes de Sopa de
Libros.
Recomendado a partir de los 5 años.
¿Quién no ha soñado alguna vez con ser el dueño de un mar? El
protagonista de esta historia es dueño de muchos: los mares de agua
dulce de su bañadera, a los que no les tiene miedo porque sabe cómo
dominarlos; el mar salado que comienza en la playa y que, aunque
comparte con otra gente, sabe que es suyo porque cuando se mete bajo
las aguas es capaz de oírse a sí mismo.
El que más le gusta, sin embargo, es su mar secreto. Aquél que sólo
él conoce y que está dentro de su cama, entre las sábanas de arriba
y las de abajo.
"Por las noches todos piensan que me meto en la cama, pero yo me
sumerjo en ella y vivo grandes aventuras. ¡Pobres!, afuera piensan
que estoy durmiendo".
En este mar no hay pesadillas porque no conocen el camino para
llegar allí, los monstruos tienen miedo y desaparecen corriendo y
hasta es posible hallar tesoros olvidados. Sólo es cuestión de saber
buscar.
Lo único que le preocupa al dueño de este mar de sábanas es
perderse. "Si estás en él mucho rato, quizás te cueste encontrar la
salida." Pero cuando empieza a perderse en él, sabe que es momento
de pedir ayuda.
Unas ilustraciones bellísimas nos invitan a sumergirnos en esta
historia, ganadora del Primer Premio en el III Certamen
Internacional de Álbum Ilustrado "Ciudad de Alicante".
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